ARE YOU A LOSER?
LA IRA
ARTÍSTICA DE CARMINA RAMÍREZ
Por Andrés García Cerdán
Juntos, perfiles con fondo rojo
© Karmina Ramírez Belmonte
© Karmina Ramírez Belmonte
Los tiempos
que corren han traído a nuestras vidas la idea de que el dinero es el único
dios digno de alabanza, y que está por encima de todo. Es sorprendente, sin
embargo, que este materialismo asfixiante y banal que nos rodea se esté
traduciendo artísticamente, en algunos valiosos casos, en una óptica creativa
que hace del arte un lugar donde existir y un modo auténtico de mirar y ver
críticamente la realidad. Este arte –que podríamos llamar urbano, out of tune,
underground– nos defiende de las agresiones del mundo y nos despierta a una
conciencia verdadera de la realidad. Es el caso de Carmina Ramírez, quien en
<I'm a loser, baby, so why don't you kill me?>, en una veintena de tablas
de pequeño y gran formato, hace repaso simultáneo del desasosiego y el placer,
el amor y el desencanto desde una mirada irónica, directa, lúcida. Su afán
artístico está fuera de modas o corrientes. Pinta porque siente el impulso de
expresarse desde la pintura como ejercicio de lectura íntima y como denuncia de
las abrasiones emocionales a que nos expone la sociedad contemporánea. Desde un
planteamiento próximo al pop art y al expresionismo, desde una naturalidad
esencial, Ramírez exprime la esponja de los sueños y las desilusiones, las
miradas vivas, la confusión, la ternura, la fuerza y la delicadeza. En su
discurso artístico no cabe lo decorativo, lo academicista, lo convencional. Lo
políticamente correcto ha sido desterrado de su paleta de pintora. No hay
aplauso vacío a escuelas ni reverencias a la pulcritud o el buen gusto. Menos
pasajero y más profundo es su mensaje: el arte es el arma con la que se desarma
de una vez por toda la realidad social y emocional en que crecemos como
persona. El arte ha de establecer con toda su fuerza y todo su arrojo un orden
que no pertenezca a los órdenes vacíos, futiles, esclavos de los mercados. Hay
–parece decir Carmina– algo mucho más importante: la búsqueda de la expresión
que nos permita ser quienes somos; la búsqueda del trazo que sea capaz de
describir nuestro verdadero rostro. Con una vocación decidida de denuncia
social y espiritual, Carmina Ramírez se acuerda en esta exposición de todos
aquellos a quienes el sistema ha olvidado en la acera de los débiles. Desde la
ira artística, se ocupa de recordarnos cuáles son las grandes carencias de este
mundo del bienestar. La burbuja de los deseos occidentales ha reventado. Su
explosión, como la de cien bombas atómicas, se debe oír -y escuchar- sobre todo
dentro de nosotros. La sensibilidad no es una cuestión burguesa de acomodo o
buen juicio. La rabia solo se puede trazar con el flujo visceral de las
emociones sobre el lienzo. Así queda escrita la canción incendiaria de la mujer
del siglo XXI, con una voz que no debe olvidarse y que tiene tanto que decir.
¿Eres tú un perdedor, una perdedora? ¿Te has vendido al sistema? ¿Te rindes a
las reglas sucias del juego? Ella, desde luego, no.
© Karmina Ramírez Belmonte
"I'M A LOSER BABY, SO WHY DON'T YOU KILL ME? Sobre mis dibujos. Karmina Ramírez"
El título de la exposición hace referencia a todos los que nos quieren sacar de la rueda social, los que no somos productivos, los que no valemos, a los primeros que nos hubieran metido en una cámara de gas: a los parados de larga duración, a los de más de 45 años, a las mujeres con cargas familiares que no saben conciliar, a las madres solteras, a las embarazadas pobres, a las embarazadas jóvenes, a las personas preparadas de más, a las que le sobran títulos, a las que le faltan, a los que le sobran años, a los que les falta experiencia, a los enfermos crónicos, a los enfermos pobres, a los que son de fuera…en definitiva a todos los que no nos ven y nos olvidan, a todos los que no nos veis y nos olvidáis. No me he reinventado, simplemente pinto lo que quiero, lo que me apetece y lo que necesito expresar.
Juntos, perfiles con fondo naranja
© Karmina Ramírez Belmonte
Y ahora estoy enfadada, muy enfadada, mi ira no me
deja centrarme en puntos de fuga, ni en proporciones, ni en ángulos de visión,
ni en perspectivas oblicuas ni rectas, ni en pinceladas suaves, ni en trazos
cuidadosos y estudiados, ni en círculos cromáticos. Estoy furiosa y lo único
que puedo y quiero es apretar tan fuerte los pinceles, rotuladores y lapiceros
que desgarre cada uno de los lienzos que utilice. No llegará a tanto mi furia.
Mi tormento se sacia con los brochazos toscos y brutos. Es una pintura
totalmente emocional que surge de los pensamientos que rondan en mi cabeza
desde hace varios meses. Hay un trabajo previo, unos bocetos que son igual de
furiosos pero más pequeños, donde de forma instantánea, plasmo la idea que
tengo en la cabeza y que posteriormente traslado al dibujo final. Estos bocetos
no siempre son dibujados, también son escritos con unas líneas, que al
releerlas me lleva a ir como un huracán hacia el pincel. En este trabajo
previo, donde se juega al ensayo-error, quedan cientos de láminas inacabadas,
emborronadas en una caja de cartón. La caja de los dibujos imposibles. De todos
ellos sólo son unos pocos los que ven la luz. Los que hoy he querido mostrar en
esta exposición. En mis últimos trabajos, los personajes estaban alegres,
acompañados, vestían colores puros y vivos, mis bonecos se divertían aunque
tuvieran siempre el punto nostálgico y triste que me caracteriza. Los
personajes de ahora, que han nacido en este último año, no se divierten, están
tristes, desorientados y desesperados. Reflejan lo que siento, lo que percibo
en mi alrededor, en este país, en este mundo que se desmorona y que no queremos
reconocer. La mujer tiene siempre en mis obras una importancia muy grande, vivo
en un hogar matriarcal, marcado por los grandes temperamentos de las mujeres
que me rodean: familiares, amigas y enemigas. No creo en un mundo de mujeres o
en un mundo de hombres, pero me siento más cómoda y libre representando a
mujeres. Los ojos son un elemento importante en mi obra, tanto si están
abiertos como cerrados, los ojos abiertos miran, intimidan, preguntan que ha
pasado, miran directamente, sin miedo. Los bonecos con ojos cerrados, están
cansados, abatidos, soñando e evitando la realidad.
En esta exposición predominan
el color negro, y amarillo-naranja, son colores directos, que embrutecen el
trazo y me permiten expresar mi cólera de una manera más firme. En el proceso
de creación, un tanto catártico y obsesivo necesité estos dos colores, la
oscuridad y la luz para desarrollar mis ideas. Es una colección que surge del
nervio, del cuestionamiento de lo que me rodea, pero no es una colección triste
y ni dolorosa, es una colección que cuenta cosas: una pareja que se quiere y se
mira y se basta, una muñeca hinchable que representa a la Nada, una virgen
embarazada de su segundo hijo, unas mujeres clónicas, una persona libre que se
deshace de su atadura, una persona que con su propia fuerza centrífuga sale
hacia delante, María esperando su turno en el médico con Jesús en brazos, un
malabarista del corazón y una madre amorosa. La semilla de esta exposición es
el inconformismo y en el resultado la cólera se transforma en ironía y juega
con el espectador. Le invita a buscar en cada uno de mis dibujos la historia
que hay detrás. Una historia hecha a medida para cada una de las personas que
quieran conocerla. Una historia hecha para ti.
Karmina Ramírez Belmonte
Fuerza centrífuga
© Karmina Ramírez Belmonte